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martes, 6 de octubre de 2015

ESTO ES AMOR POR LA CAMISETA!

PURO AMOR Y ENTREGA!
por fororacingclub


Al penúltimo domingo de diciembre de 1983 lo dominaban el sol, el atardecer y los ruidos cuando Facundo Sava, nueve años en la cédula, una radio con transmisión de partido en los oídos, los ojos enfocando al mundo, registró una imagen que le definiría para siempre el rumbo y la vida. En un rincón de su casa, entre los aires mansos de Ituzaingó, su papá lloraba. Lloraba como pocas veces lloran los padres ante la proximidad de los hijos y, a la vez, lloraba un llanto de los que no se frenan. En ese domingo sin olvidos, Racing, el equipo de su papá, acababa de irse al descenso. Corazón de hijo, testigo de esas lágrimas, también ese domingo Facundo se hizo hincha de Racing.
Y, de ahí en adelante, Racing. Racing, desde las tribunas diversas que empujaban la ilusión de transformar el descenso en ascenso; Racing, como su hermano y como dos de los amigos hondos de cada día; Racing, para alegrar la adolescencia con la Supercopa de 1988; Racing, mientras el chiquito que pateaba en el club Argentino de Ituzaingó se volvía jugador profesional; Racing, al mismo tiempo que ese jugador profesional se involucraba y se encariñaba con otras camisetas para las que ponía sudor, alma y goles; Racing, inevitable, castigado y querido Racing, desde Inglaterra, España o donde la pelota diera la posibilidad de ejercer el oficio de futbolista.
A partir de la mitad del 2006, Racing condensó casi todo. Lo que sueña cualquiera en el territorio perfecto de la infancia: ser hincha y ser el 9. Sava fue arrimando goles, pero, sobre todo, fue arrimando otros aportes, quizá más decisivos: una capacidad para impulsar compromisos colectivos en un medio arrasado por el individualismo, un discurso sensato y profundo que logró penetrar en una realidad donde mandan las pavadas, una demostración de entrega afectiva genuina que contrastó con los negociados y las disputas de poder de los mercaderes del fútbol. Sin conducción política y con el rumbo deportivo a la deriva, a Racing le quedaron el esfuerzo de su plantel y la fe irrompible de su gente. Sava representó exactamente las dos cosas.
Por eso, cuando llegó otro domingo pero de junio, y Racing logró huirle al descenso que lo había atrapado casi un cuarto de siglo antes, Sava soltó las angustias y las fiestas que tenía adentro y lloró un rato largo. Lloró, también él, un llanto de esos que no se frenan. Era un llanto de alegría. De nuevo, había sol, atardecer y ruidos. En la tribuna, conmovido, su papá lo miraba.


PD: Si Cocca decide irse en Diciembre, éste tiene que ser el técnico de RACING!